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Métele un Gol al Mundo Tal cual lo hizo la selección japonesa en el Mundial 2018 ¡Reflexiones para


Sin duda, los medios tienen gran influencia en lo que hacemos y cuánto más en lo que pensamos, aunque la mayoría de veces pase desapercibido a nuestros sentidos.


En estos días en los que el futbol es un festín mundial el cual tiene tantas cosas buenas que ofrecer, muchos han puesto en pausas sus agendas. Algunos han viajado a cumplir el sueño de por lo menos una vez en la vida asistir a un juego de este nivel y cuanto más si se trata de apoyar a su propia selección. Hay muchas cosas a las que sacarle provecho y eso haremos hoy.


El futbol logra pasiones y posiciones tan intensas comparables a las políticas o religiosas. La gente habla con tanta propiedad de las victorias como si ellos mismos se hubieran sudado la camiseta en el ir y el venir de los 90 minutos y a veces, más. Asumir las derrotas, ya no es tan fácil, -somos humanos- allí si aparece el que se comió el gol porque pateó en el arco, el mal arbitraje, la falta de brillo de la “estrellita” que se convirtió en estrella fugaz y pare de contar.


Mientras el circo anda, la vida continúa… unos cuantos regados por el mundo con sensibilidad notoria nos atrevemos a usar nuestras tribunas, aunque sean de letras, aunque no muevan millones para decir lo que vemos y sentimos, nos disponemos a exponer nuestros puntos de vistas como si fuéramos el árbitro asistente del video “VAR” , por sus siglas en inglés (Video Assistant Referee) y que nos permiten exponer una nueva visión o hacer chequear el criterio una decisión ya tomada.


Mi blog de hoy está inspirado en el escrito “Ojalá algún día la educación despierte la misma pasión que el futbol, una reflexión para compartir” de una colega Raquel Aldana, La mente eses maravillosa.

Ella plantea qué diferente fueran las cosas si nuestros niños y jóvenes fueran provistos con una educación de calidad en donde los descubrimientos despertasen la misma emoción que un gol.

Entre otros datos, porque de verdad no tiene pérdida el artículo, léanlo, retomo este:


“Sueño con que algún día la educación despierte la misma pasión que el futbol en nuestro país”

¿Has soñado esto, alguna vez?


Esta es la tribuna desde donde ella grita, yo grito, ¡nosotros gritamos! Especialmente porque creemos en la educación y apostamos a ella. Justo queremos ver lo que pasó con las “Quinielas del Mundial del 2018” apostamos por una “Quiniela Fuera de la Caja” para la educación, que ponga lo tradicional y ya probadamente inservible justo donde va, en la basura.


Que entienda la estructura del pensamiento de una nueva generación que está buscando métodos alternativos, una estructura flexible, accesible, masiva, que les permita con valentía meterte en el "Tank shark” (tanque de tiburones) y salir con vida, una educación que eleve los valores más fundamentales y los ponga al servicio de la humanidad, una educación atrevida, renovada, multiforme, equitativa.


Ahora, ¿cómo dejar de soñar en esa educación y hacer algo? Ser coach obliga ir y ver lo práctico, entonces tomaré la referencia de los Japoneses y cómo su ejemplo, nos dejó una gran lección en este mundial.


Hablo de educación fuera de la cancha y “fuera de la caja”. Lo que se sembró muchos años atrás. Los latinos se vieron gratamente sorprendidos por la visita de una afición japonesa que aseaba el estadio, excepto las gradas donde ellos estaban porque esas ni las llegaron a ensuciar. Allí no limpiaron, ¡pues ellos ni ensuciaron! ¡Brillante!


Luego, vimos la cereza del postre: ver los camerinos del equipo japonés, luego del partido que los sacó de la competencia, impecablemente limpios, ordenados y con una nota de gratitud escrita en ruso. Para celebrar, yo le meto la multiculturalidad a esto: ¡Chapeau! en Francés, …en criollo venezolano: ¡me quito el sombrero! ¡Qué ejemplo, señores!


Verdaderamente, ¡la educación de Japón le metió un Gol al mundo! Los japoneses de cualquier lugar del mundo celebran la vida, dentro y fuera de las canchas.


Ahora entiendo, cuando tiempo atrás una amiga japonesa me decía insistentemente que lo que menos le gustaba de Florida (USA), es la suciedad. Para mi, era como un comentario extraño, pues soy venezolana y como latinos compartimos esa “cultura” de ensuciar y que “limpien otros”. Habrán excepciones, pero como cultura prevalece lo que es evidente.


En todo caso, tomando este ejemplo y retomando la frase: “Sueño con que algún día la educación despierte la misma pasión que el futbol en nuestro país”.

Como coach, pienso: cómo pudiéramos lograr esto? Este sueño lo limitaré a mi hogar, quizás tú puedas ayudarme a hacer lo mismo. Y nos hablamos, para el próximo mundial, si es que estamos por estos lares. Le ponemos fecha 2022. Suena lejos, pero pasa rápido más aún si nos desenfocamos, que es un riesgo latente.


Tomar una decisión implica que hay un responsable y es el único paso que puede hacer la diferencia entre un sueño y una meta. Bajarlo del cielo, de la mente a la tierra y a la acción.


Entonces , si te unes a este sentir el pensamiento quedaría escrito así y se convertiría en una meta:

“Para el 2022 la educación en mi hogar, despertará la misma pasión que el futbol“


¡Suena diferente! ¡Es diferente! Wow, qué reto tan enorme… La verdad, a primera vista, ¡Asusta!

Y así pasa cuando pasamos de una sueño a una meta. Mientas esté volando en nuestra imaginación todo es color de rosa. Cuando lo bajas a la tierra para ponerle los pies… Allí pasan varias cosas.

Entonces necesitaremos por los próximos 4 años trabajar en esa meta. Será una meta a mediano plazo.


La única forma de llegar allá es pasándola por la “prueba del ácido” como dirían los contadores. Hacerle cumplir unos requisitos que me asegurarán estar muy clara en lo que quiero. ¡Esto puedes aplicar a cualquier meta de tu vida! Si tu meta es: positiva, te reta, está bajo tu control, la puedes medir, te obliga a hacer un inventario personal con lo que cuentas para logralo, puedes estimar con precisión su costo y finalmente es accionable tienes el camino pavimentado hacia el éxito.


Si tu meta pasa la prueba del ácido con la respuesta es “Sí” a todas, tienes una meta clara. Y puedes seguir avanzando. Si en alguna la respuesta es “No” o tienes dudas necesitas solventar antes de seguir.


Paso siguiente, necesitarás precisar qué valor fundamentará tu meta y qué te hará luchar hasta que en el 2022 la veas cumplida y no dejarla tirada en la vía.


Ej: por amor a mis hijos, por amor a mí mismo, por honor familiar, por dejar un legado, por lo que sería más importante para ti. Eso que cuando estés cansado puedas repetirte una y muchas veces "esto es” "por honor a mi familia”, "esto es” "Porque dejaré un legado a los míos”, etc.


Finalmente y no menos importante, requieres implementar un Plan de acción. Unas serán inmediatas y otras distribuidas según lo que demanden o su complejidad en metas de procesos a 1, 2, 3 y 4 años.


No olvides dejar todo por escrito para que puedas hacer seguimientos o retomar el camino si te desenfocas.


Espero que con estas herramientas podamos juntarnos en el 2022 a intercambiar experiencias o sino sepamos que en cualquier parte del mundo donde estemos tú y yo hemos puesto un granito de arena para que este sea un mundo mejor.


Doy gracias a Dios porque un día en su inmenso amor pude ver y entender que ya no soy latina, sino ciudadana del mundo y eso cambió toda mi perspectiva y ahora hago mío cada enseñanza o aporte que reciba de quien lo reciba, sin importarme la bandera que traiga impresa.


Solo puedo ver almas, amor, expansión, trascendencia. Gracias a todas esas almas por haber tocado mi vida y dejar los colores de sus banderas en mi corazón. Ahora solo veo corazones.


Si le he agregado valor a tu vida o estas líneas te mueven a la reflexión, házmelo saber. Apóyame con tus comentarios en Instagram @gloriaviscido o deja una mención en el blog.


¡Hasta pronto!



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